EL PARADIGMA DE LAS RIQUEZAS
- Natan Peña

- 10 jul 2023
- 2 Min. de lectura

Muchas personas asocian las riquezas con la avaricia y el pecado automáticamente. Esto se debe a que fuimos formados por un entorno que nos hizo pensar que Dios y las riquezas no tienen ninguna relación y mal interpretamos el contexto financiero de las bendiciones. Esto se da por dos razones; la primera, por el pasado religioso y la segunda, por el entorno de pobreza.
La Biblia dice en 1 Crónicas 29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
A lo largo de toda la Biblia encontramos hombres temerosos de Dios, rectos y a su vez prósperos financieramente. En algunos contextos religiosos le han hecho creer a las personas que entre más pobres son, más cerca están de Dios y que si son ricos financieramente les será difícil entrar al reino. Pero eso está lejos de la realidad bíblica, vemos a Abraham el padre de la fe, ser un hombre muy próspero y lleno de muchas riquezas. En Génesis 13:2 dice: Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.
También su hijo Isaac era un hombre temeroso de Dios y lleno de abundancia según vemos en los siguientes versículos: Génesis 26:12-14 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
¿Y qué decir de Job? Él caminaba en integridad delante de Dios y se convirtió en el más poderoso de su generación. Lo vemos en Job 1:1-3 1Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.
Jesús tuvo discípulos ricos. José de Arimatea seguía las enseñanzas de Jesús y financieramente era un hombre próspero. Esto dice Mateo 27:57: Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.
Tenemos que romper los paradigmas que nos impiden ver las riquezas como un medio para poder ser de bendición a otros.
Estos son los claros ejemplos de que Dios siempre está y estará interesado en que sus hijos seamos bendecidos. Entre más nos acercamos a Dios y seamos obedientes y buenos administradores de los recursos que Él nos da, las bendiciones serán inevitables.
Dios te bendecirá para ser de bendición a otros. Las riquezas son un medio para servir a Dios, a tu familia y a la sociedad. ¡Que Dios te prospere!




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