LA POBREZA MENTAL
- Natan Peña
- 10 jul 2023
- 2 Min. de lectura

Hay cosas que no hemos logrado por nuestra manera limitada de pensar. La transformación de la mente es uno de los grandes retos que tenemos.
En Romanos 12:2 (TLA) el Apóstol Pablo dice: No vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.
No podemos recibir algo que nuestra mente no tolera. Si a alguien le ofenden las riquezas, esas riquezas no vendrán. Conozco gente que se molesta al ver personas prósperas y a la vuelta piden oración para salir de deudas. Si nuestra forma de pensar no cambia, nada cambiará. Atraemos lo que pensamos.
He descubierto que algunos viven limitados en muchas áreas debido a lo limitado de sus pensamientos. Inconscientemente la cultura nos moldea a tal grado que hablar de abundancia puede ser una ofensa para aquellos que piensan que no se puede hablar de tal cosa cuando estamos rodeados de muchas necesidades.
¿Y si les decimos que Dios quiere bendecirlos y sacarlos del lugar donde están? Bueno, seguramente buscaremos cualquier razón para no hacerlo y así no ofenderles, pero cualquier objeción que diga que Dios nos quiere tener en ese estado, será contraria a las promesas de Dios en la Biblia.
Nuestro problema es mental. Tenemos que sacar de nuestra mente todos esos pensamientos que con el paso del tiempo se volvieron fortalezas mentales que nos han hecho creer que nunca lo vamos a lograr y que nuestra situación actual será para toda la vida. Tenemos que quitar de nosotros todo pensamiento negativo. La gente con mentalidad negativa siempre atrae circunstancias negativas a su vida. Esto repercute en nuestro estado de ánimo, nuestra salud, nuestro trabajo, nuestras relaciones sociales y nuestra vida espiritual.
Cuando Nehemías reconstruía el muro de Jerusalén, algunas personas vinieron a menospreciar su obra y burlarse de su construcción; sin embargo, él no dejó que esos pensamientos negativos entraran en su mente. Igual sucedió con David cuando enfrentó a Goliat. Éste comenzó a usar palabras de intimidación para que David desistiera de la batalla. David nunca llamó gigante a Goliat, en su mente Goliat era un mortal más al cual podía vencer. Eso habla de su forma de pensar, no dejó que los pensamientos negativos invadieran su mente.
Renovemos nuestra mente con la Palabra de Dios y así vamos a comprender todo lo que Él quiere hacer con nosotros. ¡No se ponga límites! Todo lo que Dios creó le puso semillas de reproducción y grandeza en su interior. No deje que los límites del presente determinen su destino. No vea su situación actual como un estado permanente. Sus sueños no pueden estar determinados por las limitaciones del ahora. ¡Mírese como Dios lo ve!
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